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Tag : cambio

19 Nov 2018

No todos valemos para los mismo

 

«Los electrones tienen carga negativa, los protones carga positiva los neutrones en cambio, no tienen ningún tipo de carga…»
Simultáneamente, mientras el profesor decía esa frase mi cerebro estaba lejos, muy lejos pensando en cómo terminar el texto que tenía entre manos con una frase potente que daría el broche final a mi microrrelato.
Era 2º de la ESO, la asignatura física y química.

En aquella época, mientras las hormonas fluían por el aire de esa clase abarrotada de adolescentes llenos de vida y el profesor intentaba a duras penas hacerse oír entre tanta algarabía, yo me encontraba ahí, ajena a todo lo que ocurría sin darme cuenta de que dentro de poco iba a ocurrir el principio del fin.
En el examen de los protones, electrones y neutrones saqué un 4,2. En aquella época esa nota vino a ser una jarra de agua fría, bueno más bien el diluvio.
Cinco años después miro esa época con nostalgia y melancolía y me doy cuenta de que a veces hace falta caer para darte cuenta de que no vas por el camino correcto, tienes que volver atrás y pensar que tal vez el camino H no te lleva a la meta, puede que sea el R.

Por aquellos entonces, con 14 años con toda la vida por delante me fue fácil pensar que el camino de la C de ciencias no era el adecuado para mí, lo pensé porque fue el primer examen que suspendía, el primer profesor que se me atravesaba y la primera asignatura que al estudiarla no sentía motivación. Todo esto hizo que la rabia brotara en mí, pero no la canalicé en forma de autocastigo, al siguiente examen saqué un 10 y al siguiente año intenté quitarme tan rápido como pude Física y Química para no volverla a dar nunca más.

Me alegro de haber suspendido ese examen porque así supe que la Física no era lo mío, que puede que ese microrrelato que estuve escribiendo mientras explicaba el profesor sirviera para hacer un punto de inflexión en mi vida y que tal vez ganar con él el segundo premio en un concurso literario no fuera una casualidad y lo mismo tenía más futuro en aquel mundillo.

 

Con esto quiero decir que no todos valemos para los mismo, ni tenemos las mismas capacidades.

 

Gardner diferenciaba hasta ocho tipos de inteligencias; lingüística, matemática, corporal, espacial, musical, intrapersonal, interpersonal y la naturalista.

Todas ellas las puedes desarrollar a través de la educación y práctica o repetición. Pero aún así, podemos destacar en alguna especialmente y en otras apenas tener recorrido.

Cuando sientes que te estás ahogando y que las cosas no fluyen como deberían, te das cuenta de quien eres, de que camino quieres tomar y que futuro quieres tener. Mira a tu alrededor, observa, prueba las cosas y piensa si esto o eso te puede gustar, si podrías adquirirlo y ponerlo en tú vida o si en cambio no merece la pena.

El tiempo te va a poner en tu sitio, pero mientras camina por todos los caminos que te muestra la vida y prueba cada uno de ellos, desde la A hasta la Z. Yo he terminado eligiendo el E de escritora, pero antes he probado otros tantos y no me arrepiento porque así he descubierto que algo no me gusta o no se me da tan bien. He escogido senderos también que no son la vía
principal pero que me hacen feliz.

Por último, decirte, que, aunque yo tenía 14 años y me dio tiempo a cambiar,

tú todavía tienes oportunidades, porque ¿estás con vida no?

 

Escrito por: Marina Camazon

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14 Nov 2018

Cómo decidir qué es lo que quieres hacer con tu vida

 

Como decidir lo que quieres hacer con tu vida es importante en cualquier momento de nuestra historia personal

Pensamos con frecuencia que cuando terminamos nuestros estudios es el momento de decidir “lo que queremos hacer con nuestra vida” y no es así

 

Para saber «cómo decidir qué es lo que quiero hacer con mi vida» necesitamos:

Alejarnos del miedo

El miedo a realizar tareas nuevas nos lleva a la inmovilización y «a dejar para mañana» la posibilidad de plantearnos un nuevo estilo de vida.

Sentir el vacío que experimentamos

Sentir el vacío que vivimos como algo real y que nos crea insatisfacción.  No demeritarlo con expresiones como «son bobadas,,, pero si yo estoy bien así», «me quejo por nada».

Sentir la responsabilidad

Nosotras somos las responsables de nuestra forma de vivir.  Aceptar nuestra responsabilidad nos aleja del victivismo y de dejar de hacer lo que consideramos bueno para nosotras.

 

El vacío que sentimos cuando no sabemos muy bien que hacer con nuestra vida no es cuestión de edad.  Se nos puede presentar en cualquier momento de nuestro vivir en este planeta. Y es bueno, que se nos presente.  La vida no tiene por qué ser lineal y en un momento dado, puede que surja la necesidad de reconducirla.  Reconducirla, no tiene que significar que nos hemos confundido con elecciones anteriores.  Simplemente nos vemos en un momento, en el que el vacío que sentimos debe ser llenado con otras experiencias.

 

Es en esos momento de duda e incertidumbre, es donde nos tenemos que permitir un espacio para reflexionar. Nos tenemos que permitir traer al presente las ilusiones que hemos dejado atrás (igual no eran convenientes en un momento dado de nuestras vidas) pero ahora…, ahora puede ser el momento de llevarlas a la práctica. Podemos sentir ilusiones nuevas, ilusiones que con anterioridad no habían pasado por nuestras cabezas.  Ilusiones que pueden romper una vida líneal (y eso da miedo) pero si nos permitimos un tiempo de reflexión, seremos capaces de decidir sobre la conveniencia o no de llevarlas a la práctica.

 

Lo peor de no decidir sobre lo que quieres hacer con tu vida es que te quedes triste, indecisa, apabullada porque no te sirve ya el estilo de vida que llevabas.  Si el vacío que sientes, lo observas como una sensación que te está pidiendo crecer, decidir sobre lo que hacer con tu vida te será más fácil.  Todos sabemos, si no nos engañamos, lo que nos falta para ser más felices en ese momento.  Hay que perder el miedo al cambio. Y salir a buscarlo.  La vida nos da eso de lo que somos conscientes, no lo dudes.

 

Tener la actitud de “no sé que hacer con mi vida…, pero encontraré la respuesta” es la llave que abre el cambio.  Es la llave que abre el camino.

Es la actitud que nos permite encontrar la forma de hacer lo que deseamos (ya sea un antiguo o nuevo deseo)

Es la actitud, aunque no tengamos ilusiones antiguas o nuevas, que nos llevará a buscar nuevos intereses.  A centrarnos en ellos y ver si son nuestro camino o no.

Es la actitud que nos permitirá equivocarnos y no considerarlo un fracaso.  Le daremos la categoría que se merece: errores en el camino.  Que siempre los hay.

 

Vivimos aferrados a la idea de:

«Es mejor lo malo conocido, que lo bueno por conocer»

Pero la verdad es que lo «malo conocido» nos puede llevar a una insatisfacción permanente y de ahí a la depresión: solo hay un paso