Instinto de odiarte pero el corazón bombea amor por mi cuerpo,
No estimulas mi intelecto, pero sin embargo mi corazónaletea con más ímpetu que nunca cuando pasas por mi lado.
Me gustaría comerte a versos y vomitar mis sentimientos,sobre ese cuerpo,
Escrito por:
Sara Díaz García
«Subes esa foto para provocar»
«Deja algo para la imaginación»
«¿Cómo sales así a la calle?»
«¿Qué va a pensar tu novio/ tu madre/ tu padre/ tu abuela si te viera así?»
«Como le gusta enseñar»
Piel, lo que enseñas en la foto es piel, lo que se ve debajo de la falda corta o a través del escote es piel, y debajo de la piel tenemos valores, que son los que realmente nos visten.
Que triste me resultaría solo poder mostrarle a mi novio la piel, con las cosas tan bonitas que me han enseñado mi madre, mi padre y mi abuela.
Que monótono y aburrido ir siempre tapada, pudiendo dejar que tu piel se impregne de olores, calor, frío, sabor, valor.
Que feo pensar que puedes medir la dignidad de alguien por la cantidad de piel que deja ver.
Piel, con tantas cosas bonitas debajo que enseñar, con tantas cosas por aprender, pero, por supuesto, con cicatrices.
Piel, todos tenemos piel, pero también todos tenemos cicatrices, marcas de agujeros que han abierto en nosotros los años, las caídas, las personas, y por los que, seguramente, entraron mil lecciones que ahora descansan debajo de nuestra piel.
Que bonito es acariciar la piel de alguien a quien quieres, a quien echabas de menos, pero que difícil es traspasar la barrera que la piel ha creado y acariciar sus miedos.
Enseña piel, muéstrale al mundo tus cicatrices e invítalos a que las sanen con sus valores, todos tenemos, al igual que piel.
Piel, lo que enseñas en la foto es piel, lo que se ve debajo de la falda corta o a través del escote es piel, que no es sinónimo de vergüenza, que todos tenemos, y que deja ver valores de los que tu novio, tu madre, tu padre o tu abuela están orgullosos.
Escrito por:
Esa que cuando suene una canción penséis mecánicamente que está contando lo que estáis sintiendo los dos
Reconocer y aceptar que estamos tratando con personas tóxicas es el primer paso para no caer en sus redes y podernos proteger. Nos cuesta muchas veces dar este primer paso, nos cuesta reconocer que una persona que está cerca de nosotros la podamos llamar de este modo: tóxica.
Muchas veces nos ocurre, por lo menos a mí si, que al principio tomamos sus «toxicidades» como «prontos» que nuestro amigo exterioriza en la relación y nos decimos: pero.. él/ella, no es así.
Estamos confundidos, él/ella es una persona tóxica. El término nos puede resultar duro, pero le pongamos el calificativo que le pongamos, la verdad es que nos estamos relacionando con alguien que nos produce casi siempre malestar. Son persona que tienen por característica principal, la falta de empatía. Y así, es difícil entablar una relación de amistad o de algo más… y no «perder» en ella porque no valora nuestras emociones. Le da lo mismo lo que produzca en nosotros su comportamiento, con tal de «obtener su resultado».
Rasgos que nos permiten identificar a una persona como tóxica
El egoísmo es el rasgo característico. Su falta de empatía les lleva a querer salirse siempre con la suya, ya que no les interesa los sentimientos de la otra persona.
Es el típico: «yo, yo… y siempre yo»
Es el típico: «yo, yo… y siempre yo». Para obtener lo que quiere de ti no le molesta manipular, o herir tus sentimientos con críticas o reproches.
No asume sus actos como propios
Otro de sus rasgos es el victivismo: Él/ella es perfecto, pero si algo hace mal… es culpa de otro. No asume sus actos como propios. Si desea una cosa y no la consigue, engancha sin más el rol de «pobrecito yo».
Cómo me libro de una persona tóxica
La separación es la forma más radical de no sentirse atrapada en la relación. Es decir: hasta aquí hemos llegado. Tú con tu vida y yo con la mía. Cortar por lo sano, que se dice.
Los sentimientos encontrados dificultan nuestra decisión
Así nos liberamos de continuar con alguien que de forma continuada vemos que nos causa daño. Es el modo de practicar nuestra autoestima: Nos merecemos una persona que nos estime y no una persona que solo nos quiera para su propio provecho. Las relaciones siempre son cosa de dos o más individuos y todos deben participar en el dar y recibir… No es una cuestión de aritmética, pero sí de sentido común. Muchas veces no nos resulta fácil ni clara esta decisión porque percibimos en nosotros sentimientos encontrados.
Otra forma de librarte de una persona tóxica es ponerle límites: Aprende a decir NO.
Decir no con convencimiento hace saber a la otra persona hasta donde puede llegar contigo
Decir no con convencimiento hace saber a la otra persona hasta donde puede llegar contigo. Y eso siempre es bueno para nuestra autoestima y para desarrollar unas relaciones de calidad, con las que nos sintamos a gusto.
Y por último vamos a Romper su juego: Romper su juego significa que no vamos a seguir dándole beneficios.
«hoy no puedo»
Si quiere criticar, que critique pero no conmigo. Si quiere seguir pidiendo favores sin que nunca haga ninguno, pues se corta el grifo: «hoy no puedo». Poco a poco se dará cuenta de que este tipo de relación no te interesa y se irá o aprenderá a comportarse de otra forma. Y tú te sentirás liberada de una relación que tal como se está produciendo te causa incomodidad como mínimo.
Miles de quotes hay rodando en internet. Miles de quotes que edulcoran relaciones que las mires por donde las mires son tóxicas. Miles de quotes que te dan la razón cuando no sabes lo que hacer, y dudas entre si deberías dejarlo con tu pareja o no. Vives aferrada a una relación que te resta más que suma y parece que eso es lo bonito, eso es lo real, eso es amor.
Porque la verdad es que, ¿qué es el amor? ¿cuánto hay que soportar por amor?
Cuando lees todas esas frases de amor, tu cabeza lo único que hace es reafirmar la idea de que lo que estás haciendo está bien, de que hay que aguantar, de que el amor lo puede todo.
Quotes, películas, libros. La cultura moderna está plagada de relaciones tóxicas que son vendidas como historias de amor enormes. Tanto es así, que a veces desearíamos dejar a nuestra pareja, esa que nos da tranquilidad y nos hace sentir bien para entrar en el torbellino de una relación de esas en las que las peleas es el día a día, los gritos, el sexo de reconciliación, los juegos, los celos.
¿Correr detrás de algo que se evapora tan pronto como llega? ¿Adictos a la emoción, a las dudas, a la incertidumbre?
Todo esto se vende como una relación que se sustenta en el amor imposible. En aquello que queremos como lo que más, pero que no podemos tener. Y es que, ¿no es eso lo más atractivo? ¿Por qué es mejor lo que queremos y no podemos tener? ¿Cuál es el beneficio de correr tras algo que está lleno de tumultos, de subidas y bajadas, de estados de euforia y tristeza máxima? ¿Correr detrás de algo que se evapora tan pronto como llega? ¿Adictos a la emoción, a las dudas, a la incertidumbre?
Al final estamos siendo adictos a una forma de escape de la vida, a una felicidad momentánea y no real
Al final estamos siendo adictos a una forma de escape de la vida, a una felicidad momentánea y que no real. Y quizás es a esto a lo que estamos acostumbrados, lo que nos gusta, lo que aceptamos y lo que creemos que merecemos.
Pero la verdad que el hecho de que estemos acostumbrados a esto no quiere decir que sea lo que debamos de aceptar.
Algo que quema todos tus recursos emocionales, algo que quema toda tu energía. Algo que te distrae
Quizás corres detrás de algo, algo que te hace correr cada vez más rápido. Algo que te impide pensar en otras cosas porque te tiene ocupada, pensando. Algo que quema todos tus recursos emocionales, algo que quema toda tu energía. Algo que te distrae y te mantiene ocupada de otras cosas que se han quedado atrás. Y corres, corres detrás de algo imposible para no tener libre para pararte y mirar hacia atrás, para alejarte cada vez más del pasado.
El problema es que mientras no seas capaz de solucionar el pasado no vas a poder solucionar el futuro
Quizás lo que tienes que hacer es dejar de correr detrás de algo que ya ha sido. Tener tiempo y la cabeza fría para poder mirar hacia atrás y pensar en por qué no paras de correr hacia delante cuando todavía no has solucionado lo de atrás. Quizás en este momento te des cuenta de que esos amores edulcorados llenos de inestabilidad no son más que una forma de huir del pasado, de la realidad. El problema es que mientras no seas capaz de solucionar el pasado no vas a poder solucionar el futuro. Cuando lo soluciones entenderás por qué vas detrás de algo que no existe.
Y cuando lo soluciones encontraras a esa persona que esté ahí, que haga tu vida más fácil. Encontraras tu final de película, sin juegos.
Supongo que a vosotros también os ha pasado, el debatirse entre dos personas.
La primera persona es, sin duda, el amor de tu vida. Eso no es discutible, admítelo ya. Porque nunca se va, porque nunca haces realmente nada para que se vaya. Porque siempre dejas la puerta abierta, porque se te para el corazón cuando parece que va a cogerla para irse. Y sujetas ese fino hilo, ese hilo que os permite jugar el uno con el otro, tirar y aflojar, y que no se rompe.
Y sujetas ese fino hilo, ese hilo que os permite jugar el uno con el otro, tirar y aflojar, y que no se rompe
Esa persona está en tu café por las mañanas, en la fría estación del tren y en el hastío de esperarlo, entre tus apuntes, en cada mordisco de tu comida, en tus mejores sueños y peores pesadillas. Su fantasma te persigue y ya no recuerdas tu vida sin esa compañía constante. Ese amor es el que te produce un nudo en la garganta, te revuelve el estómago y te cambia los colores de la cara, el que te hace sudar y, a la vez, tener escalofríos por el frío. Es el que te cruzas por la calle y te hace casi expulsar el corazón por la boca, tartamudear un tímido “hasta luego” y recrearte en ese breve encuentro durante semanas. Ese amor es el que imaginas a tu lado en las noches frías, para que lo sean menos.
Es tu alma gemela, tu media naranja, tu destino.
Ese amor es el punto de partida: todo va a ser comparable a él. Es tu alma gemela, tu media naranja, tu destino. Pero todo es injustamente complicado y nunca podréis estar juntos aunque tampoco separados. Vuestra historia fue tan real como tóxica, vuestro futuro estaría construido sobre unas bases tan quebradas, que se desmoronaría tan rápido como se construyese. Habéis destrozado tanto lo que un día fue, que no podéis acercaros a sus cenizas sin quemaros. Aunque lo hayas intentado tantas veces que tengas cicatrices de cada vez que las intentaste recuperar.
Vuestra historia fue tan real como tóxica
Afortunada o desafortunadamente, aparece la segunda persona. Esa persona que te ha visto rota, ha recogido tus pedazos, los ha reparado con delicadeza y te ama tanto a tí como a la versión rota que se encontró. Esa persona que te hace sentir segura solo con estar a tu lado. Que tiene una sonrisa magnética, unos ojos sinceros, unas manos sanadoras. Tu madre lo adora, tus hermanos lo imitan y tus amigas le sonríen, muriéndose por dentro de la rabia de no ser tú. Y tú… Tú te conformas. Porque es lo que hay que hacer. Porque es lo que te pide el mundo, lo que te pide la vida. La vida te pide calma: llevas años en medio de la calle en plena tormenta, sin zapatos y corriendo con el viento de cara.
La vida te pide calma: llevas años en medio de la calle en plena tormenta, sin zapatos y corriendo con el viento de cara.
Necesitas que te cojan de la mano, te lleven a un sitio seguro y te arropen. Te conformas, por tí, por él, por toda esa gente. Por la gente que te quiere y te ha visto llorar. Porque te han visto perdonar lo imperdonable, y quererte cada día un poco menos. Por lo felices que son de verte por fin con alguien que te merece. Pero, ¿La verdad? Tu estómago no se agita a su lado, tu garganta no se anuda, tus noches son, simplemente, templadas. No tartamudeas ni una sola vez. Hace meses que no te recorre un escalofrío de esos que hacen sentir viva. Pero es lo correcto, lo bueno, lo que toca, lo que debes, lo que hay. Así es la vida. A veces, no se trata de ganar o perder. Solo puedes arriesgar más, o arriesgar menos. Pero siempre se pierde.
Apuesto a que os ha pasado a todos, a que todos tenéis ahora mismo a dos personas en mente. Yo las tengo y, esta noche, mientras que cerrando los ojos, me deje caer entre los brazos de una, voy a pensar en la otra para así sentir calor.
Escrito por @burningmetaphors
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Vas a llorar y vas a reír. Harás cosas locas, casi sin pensar. Saldrás a comprar algo, lo que sea, como si el cuerpo te lo pidiese. Cuando compres ropa, la mitad se quedará en el armario, sin usar. Comprarás cosas que no sean de tu estilo, porque necesitas un cambio, necesitas sentir que eres una persona diferente. La ropa es una forma de expresión, y quieres sentir que no eres la misma de siempre.
Te entrarán ganas de salir de fiesta y hacer el loco o de quedarte en casa, con helado y muchas series pendientes que ver. Saldrás de fiesta con la idea de desmadrar, de no pensar, de hacer lo que nunca has hecho. En ese momento eres pura energía. Pero en otros momentos, la energía se evapora y solo quieres estar en casa con una manta y miles de pelis románticas y dramas que ver.
Vas a odiar el amor y te jurarás no volver a conocer a nadie
Vas a odiar el amor y te jurarás no volver a conocer a nadie, o quizás al contrario, saldrás con todo aquel que te haga olvidar, aunque sea por unos instantes. No quieres que te vuelvan a hacer daño, no quieres involucrarte con nadie emocionalmente. Solo necesitas llenar, aunque sea de forma momentánea, ese agujero que tienes desde hace unos meses en el pecho.
Vas a llorar y vas a reír. No vas a entender qué es lo que te pasa. Vas a llorar, en cualquier sitio, en cualquier lugar. Vas a llorar antes de dormir y al levantarte.
Y un día sin darte cuenta vas a reír, sólo a reír. Reír de verdad. De corazón. Un día te levantarás y el dolor en el pecho se habrá ido. Un día habrás perdonado, y será el día que decidas avanzar, que perdones. El día que decidas que estás lista para volver a querer.
Photo by ian dooley on Unsplash
A veces ocurre que conoces a esa persona con la que hay una conexión fuera de lo común. Le ves y sientes algo que no habías sentido antes. O quizás no sientes nada especial pero crees que se podría convertir en algo más en un futuro. Te encuentras queriendo que ocurra algo. Te has cansado de esperar y de dar señales que no llegan a ningún lado. De tirar flechas. De que nada pase.
Sabes que le gusta, os gustáis. El lo sabe y tú también. Pero ninguno dais el paso. Esta claro, pero aún así no se lanza. Crees que ya has hecho mucho, que has dado todos los pasos y crees que es su momento. El momento de que sea el que te demuestre de que también quiere algo.
¿Cuáles son las razones para que no se lance?
Las cosas no siempre son blancas o negras y puede haber miles de razones. La primera de ella es que quizás hayas malinterpretado el asunto y fuese un simple tonteo y que el realmente no quiera llegar a nada más. También puede ser que pienses que le gustas más de lo que realmente le gustas y no quiere dar un paso, o por el contrario, que le gustes tanto que le de miedo dar un paso en falso y cargarse lo que ahora tenéis. Si es el tercer punto, estás son algunos de los miedos más comunes.
Miedo al rechazo suele ser una de las razones más obvias para que una persona no de el primer paso. Aunque las señales parezcan claras siempre existe esa pequeña duda ahí que pone las cosas difíciles.
Cuando hay una persona por la que tenemos sentimientos, el querer dar una buena impresión aumenta, no queremos sentir que nos están juzgando, cuando estamos exponiendo nuestros sentimientos y vulnerabilidad de forma tan obvia.
Miedo a que las cosas salgan mal: quizás os gustáis, los dos lo sabéis, pero dar el primer paso es aceptar y hacer oficial lo que ya sabéis. Una vez estáis en ese punto, no hay marcha atrás. Las cosas no van a volver a ser como antes.