Andrea Valbuena, joven poeta de nuestro país tiene nuevo libro, «Si el silencio tomara la palabra». En cuanto leí el título del libro, supe que me iba a gustar. Había leído su primer libro «Mágoa» y me había encantado. Ella dijo que ese libro le sirvió para contar «lo que no podía verbalizar» y me di cuenta de que a mi me había hecho identificar aquello que no me había atrevido ni a pensar.
Por eso es un placer haber podido entrevistarla y que nos haya respondido a estas preguntas:
¿Te da miedo el silencio?
Ya no. Hemos descubierto lo que tenía que contarnos.
“Si el silencio tomara la palabra”, tu nuevo libro…
«Si el silencio tomara la palabra» es la idea que provoca las preguntas, es todo lo que me descubre el acto de escribir. Pretende ser una reflexión sobre esa manera de quedarse a solas con uno mismo y enfrentarse a las emociones enquistadas, que intentan escapar. Se refiere también a ese miedo que da a veces verbalizar algunas cosas, incluso en la intimidad de nuestro propio pensamiento. Al escribir los poemas de este libro, he pretendido reconocerme y ser sincera.
Se refiere también a ese miedo que da a veces verbalizar algunas cosas, incluso en la intimidad de nuestro propio pensamiento
¿En qué te inspiras a la hora de escribir?
Me inspira todo lo que me rodea y me invade. Me he dejado llevar por esas sensaciones, por la soledad y la falta de ruido, de ahí ha ido naciendo todo.
“Si el hombre pudiera decir lo que ama” de Luis Cernuda, es uno de tus poemas favoritos de niña. ¿Surgió con él tu amor por la escritura?
Siempre me gustó leer, mucho. Mis padres llegaban a esconder mis libros favoritos para que me concentrase en estudiar, porque me absorbían por completo. Pero yo los encontraba, los escondía y esperaba a que ellos se durmieran para leerlos bajo las sábanas con la luz de una linterna. Así fue como me convertí en miope y como descubrí que quería contar historias. Siempre escribía cuentos y me presentaba a los concursos del colegio que se hacían cada año el día de Sant Jordi. Al final descubrí la poesía, a Cernuda y otros tantos autores que me conmovieron e hicieron que quisiera imitarlos, escribir algo parecido, ser capaz de emocionar de esa manera, con ese lenguaje y desde ese género.
«Mis padres llegaban a esconder mis libros favoritos para que me concentrase en estudiar, porque me absorbían por completo»
¿Qué poema tuyo elegirías para que leyésemos?
Me quedaría con Anónima. Es una reflexión personal sobre el abuso sexual inspirada por los últimos casos de violación que han trascendido en nuestro país, como el de la Manada. Pero, sobre todo, por el movimiento de repulsa que han generado, las manifestaciones y la protesta feminista. Son casos que me estremecen y cada vez que encuentro una nueva información acerca de los mismos, pienso que la víctima podría haber sido yo o cualquiera de mis conocidas, de ahí el título. Me quedo con ese poema porque me recuerda que tenemos que seguir actuando.
«Me quedaría con Anónima. Es una reflexión personal sobre el abuso sexual inspirada por los últimos casos de violación que han trascendido en nuestro país, como el de la Manada»
¿Es difícil compartir ciertas partes íntimas de ti con la gente?
Al principio sí, da vergüenza y es complicado. Pero después, la interacción con los lectores aporta cosas muy bonitas. En mi caso, el hecho de compartirlo me ha dado seguridad sobre lo que hago en multitud de ocasiones y además me ha regalado anécdotas muy bonitas. Estas navidades me escribió una chica de México diciéndome que le había leído a su familia uno de mis poemas “el Majuelo”, que se basa en una parte muy concreta de la vida de mis abuelos maternos y trata sobre una tierra que mi abuelo le compró a mi abuela para sembrarle cepas de uva porque a ella le encanta comer uvas con queso. La chica me contó que su familia también se había dedicado siempre a cuidar del campo y que sus abuelos se habían querido de una forma muy similar, por lo que toda su familia se emocionó (hasta los más duros, me dijo) y eso hizo, según ella, que aquellos días fueran mucho más especiales. A mí esa historia me llena de orgullo e ilusión porque ha podido ser real simplemente gracias al hecho de que un día decidí sentarme y escribirlo.
«En mi caso, el hecho de compartirlo me ha dado seguridad sobre lo que hago en multitud de ocasiones y además me ha regalado anécdotas muy bonitas»
Se dice que somos una sociedad que está muy conectada, pero que cada vez nos sentimos más solos, ya que pocas veces nos atrevemos a decir cómo nos sentimos y mostrar nuestro yo más real ¿crees que el éxito de la poesía entre la gente joven se debe a una ayuda para canalizar emociones?
Creo que sí y tal vez sea por todo eso que mencionas. Parece que cada vez hay más gente que necesita conectar con sus emociones. Creo que no sabían que la poesía podía ayudarles con eso y ahora que se la encuentran en las redes, aunque no la busquen, que se la tragan, aunque no quieran; muchos han descubierto que era lo que les faltaba. Creo que por eso la poesía está teniendo éxito, está recuperando su lugar entre la gente.
«Muchos han descubierto que la poesía era lo que les faltaba»
Tus poemas conectan con mucha gente joven ¿cómo gestionas el éxito que estás teniendo?
De momento muy bien, porque todo lo que llega es bueno.
Por último, enhorabuena por todo el éxito. Has estado hace poco haciendo recitales en Latinoamérica, ¿cómo ha sido la experiencia?
Increíble. Ellos valoran la cultura en general de una manera muy especial. Tenemos mucho que aprender. Además, están conectados con sus emociones mucho más abiertamente y son más libres de pudores en ese sentido. Nos han tratado siempre generosamente y con mucho cariño y yo jamás imaginé provocar esas sensaciones en nadie así que para mí fueron unas visitas muy especiales.
Aquí un pequeño fragmento suyo:
Solo ese miedo me sabe a realidad.
Cambio constantemente de rumbo,
y muchas veces, se me olvida mirar a atrás.
Existen tres palabras que desarman todas mis preguntas: ¿Qué te duele?
Así es como se me conoce.
Esto es importante porque hoy sé que sólo podré abrir mi puerta a quien atienda mi daño.
He aprendido a quererme mientras negaba un querer, y puedo asegurar que eso cansa.
Ahora me sitúo siempre en el lugar más cómodo del tiempo; a la espera.
Si entiendes esto y colmas tu pecho de paciencia, podrás anidar aquí, en el mío.
Sería algo nuevo, un hogar caliente. Aprenderíamos del viento a equilibrar en el aire nuestras huellas, y yo podría enseñarte el lugar en el que mi familia plantó el amor: aquella pepita de uva.
Dime, tú que vistes la sonrisa asustada de la ilusión, ¿vendrías?